10-03-2025Nota por Diego Chicano

20S n.º 4: "1045" por YVEL ANSORENA

Un nuevo capítulo se suma a la trayectoria de la fotógrafa chilena con la llegada de su primer libro, un relato visual sobre el encuentro entre un amuleto y el mar.

Ad portas del lanzamiento de “1045”, el equipo de 20s finalizó la primera edición del nuevo registro análogo de la artista nacional. Hela aquí, contando una historia que no solo refleja la herencia familiar del modelo Santiago Merry del Val , sino que también lleva -en demasía- una parte fundamental para la obra de Yvel: la costa.

Un relato que, según ella, “no tendría cabida si el mar no estuviese ahí”. Es por ello que esta producción en específico bulle de nostalgia e intimidad, características que, hasta la llegada de este texto, no habían estado explícitas en su trabajo. Lo que comenzó como un encuentro casual, sin ninguna proyección o afición, terminó siendo su primera publicación en papel.

Prólogo

A más de 160 kilómetros de la capital, Yvel Ansorena recibió un mensaje de un desconocido que le propuso ser retratado en su casa de veraneo. Una vez que llegó al lugar, no había nada que interfiriese entre la casa y el mar. En ropa interior ante la cámara, Santiago dejó atrás todo símbolo de protección externa, salvo uno: una cadena con los números 1045 grabados en ella.

El collar, con el número inscrito del casillero donde su abuela guardaba su vestido para las fiestas en el club de La Unión, es el único objeto que no se desprende de su cuerpo. Más allá de lo físico, lo que queda es la presencia inquebrantable de la memoria, el legado y la identidad de la mujer. Esta cadena no es solo un accesorio, sino un amuleto, un ancla emocional que el cuerpo desnudo no puede abandonar.

Por lo mismo, el escenario de la sesión se entrelaza con el amuleto. La casa de veraneo en Las Cujas, cargada de recuerdos familiares, algún día perteneció a la abuela del modelo. Los ecos de los veranos pasados y el sonido de las olas, permiten a la autora retratar la intimidad y la tradición de la familia Viguera.

Asimismo, para Ansorena el mar no es solo un fondo o un escenario, sino que es una extensión de su identidad y su mirada, tras haber pasado toda su vida en Viña del Mar. La costa es parte del elemento de su fotografía, es otro protagonista que surge y esta relación íntima con el mar se traduce y se conecta con su creación.

Por otro lado, la relación de Yvel con su trabajo análogo se podría describir como íntima. En medio del baño del departamento de su abuela, la fotógrafa partió con sus primeros revelados, convirtiendo aquella habitación en un laboratorio y un salón de clases, pues con cada rollo aprendía un poco más sobre la naturaleza de la fotografía y construía a pedazos sus proyectos. La idea de que nadie interviniese en el proceso de su fotografía le apasionaba. Sin embargo, esto implicaba dejar el color de lado.

La idea de materializar 1045 en papel radica en la necesidad de dar permanencia a lo efímero, de resistirse a la inmediatez y desvanecimiento que predomina en el ecosistema digital. Para la autora, el archivo físico tiene una profundidad que la web no puede ofrecer, donde las imágenes suelen quedar atrapadas en la corriente interminable de información sin el valor o la atención merecidos. Cada imagen impresa se convierte en un objeto tangible, un testimonio de la memoria que exige ser contemplado, tocado, y preservado.

Para la viñamarina, la fotografía en papel da cuerpo y peso a su obra, desmarcándola del ruido digital y permitiéndole un espacio propio, inalterable y significativo.

Es por esto que este libro relata solo una de las cuantas historias que yacen en los negativos de Yvel Ansorena, una memoria viva que rehúsa a desvanecerse, una desnudez que no requiere ausencia de ropa y fotografías en blanco y negro atrapadas entre los contrastes de luz y sombra que murmuran la historia de la danza más íntima entre aquella cadena y el mar.

Autor libro

Yvel Ansorena

Agradecimientos

Valeria Muñoz

Periodista

Diego Chicano

Modelo

Santiago Merry del Val




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